Estamos tan acostumbrados a perder,
que tal vez no nos demos cuenta
de que a veces se gana.
La derrota es la rutina que nos sucede,
la que se hace práctica habitual
de nuestros días.
Y es una putada, la verdad, pensar
que si algun día ganas,
no te des cuenta
o no sepas administrar la victoria.
Habrá que aceptar esta parte de ignorancia,
porque nunca nadie nos enseñó a ganar,
y, muy probablemente,
nos quede grande esa condición.
y así, poco a poco, vamos pasando los días,
muriéndonos un poquito a ratos.
Tal vez por eso admitamos los vicios y los errores como necesarios,
porque eso nos garantiza permanecer un día mas
en el lado de los perdedores.
En nuestro lado, vaya.